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Rápido, barato y de calidad: Gestión de expectativas

  • Foto del escritor: AlwaysLearning 360
    AlwaysLearning 360
  • 2 jun
  • 2 Min. de lectura

Actualizado: 7 jun

Pocas frases generan tanta discusión como la clásica máxima de los proyectos:

Rápido, barato y de calidad: Gestión de expectativas

Rápido, bueno y barato: Elige dos.

Este dilema, tan simple en apariencia, esconde una compleja realidad de decisiones estratégicas, expectativas mal gestionadas y, a menudo, frustraciones evitables. Te invitamos a reflexionar sobre este principio como una herramienta de análisis para tomar mejores decisiones, alinear expectativas con equipos y clientes, y diseñar procesos más sostenibles en el tiempo.

El triángulo de la tensión: calidad, coste y tiempo

La lógica es clara:

  • Si quieres algo rápido y barato, probablemente sacrificarás calidad.

  • Si lo quieres rápido y de buena calidad, tendrás que pagar más.

  • Si buscas calidad a bajo coste, probablemente tardarás más en obtenerlo.


Este triángulo no es solo una anécdota de oficina. Es un marco útil para pensar en restricciones inevitables que toda empresa, sin importar su tamaño o sector, debe gestionar.


¿Por qué este triángulo importa más de lo que creemos?


Porque nos obliga a decidir conscientemente. Muchos de los problemas en la ejecución de proyectos o gestión de servicios provienen de no explicitar qué dimensión se prioriza. O peor aún: de pretender que se pueden maximizar las tres sin compromisos.


Ejemplos comunes:

  • Un cliente exige una solución urgente, económica y sin errores. ¿Le decimos que sí por no perder la oportunidad?

  • Un equipo interno se sobrecarga intentando cumplir con todos los requisitos a la vez, lo que acaba generando burnout, fallos y reprocesos.

  • Se establecen objetivos ambiciosos en coste y plazo, sin revisar la capacidad real del equipo o la calidad esperada.


Cómo usar el triángulo como herramienta de gestión


  1. Alinea expectativas desde el inicio:Al definir un proyecto o servicio, haz visible este triángulo y pregunta:

    ¿Qué es lo más importante para este cliente este caso?


  2. Fomenta decisiones conscientes y compartidas: En lugar de asumir que todos entienden las prioridades, explícalas. Que todos los involucrados comprendan por qué se prioriza una dimensión y qué implica renunciar parcialmente a otra.


  3. Evita el autoengaño organizativo: Muchas veces, se establecen objetivos incompatibles en nombre de la excelencia, pero sin plan para alcanzarlos. El triángulo obliga a confrontar la realidad y tomar decisiones más coherentes.


  4. Usa el triángulo para diseñar procesos sostenibles: En procesos repetitivos, el triángulo puede ayudarte a decidir si conviene invertir en automatización (para ser rápidos y buenos, aunque inicialmente no tan baratos) o si debes flexibilizar plazos para mantener costes bajos.


    Y recuerda: por coste no solo entendemos precio, sino los recursos destinados al producto en horas de dedicación y personas trabajando en ello.


En la práctica, hay momentos en los que sí se logra un producto bueno, rápido y a bajo coste… pero casi siempre se trata de una excepción: porque ya existía un conocimiento previo, porque el cliente era ideal, o porque el contexto jugó a favor. El problema llega cuando esa excepción se convierte en la nueva expectativa estándar.


Como gestores, líderes de equipo o proveedores de soluciones, necesitamos tener el coraje de decir:

“Sí, podemos hacerlo rápido, pero entonces tendremos que ajustar el coste o la calidad.”

Y eso no es un fracaso. Es gestión responsable.


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